miércoles, 2 de marzo de 2011

LECTURA VEINTINUEVE-PIRATAS CIBERNÉTICOS

CONTRADICCIONES DEL SISTEMA
Víctor Roura

(El Financiero, 26 de enero de 2011.)

La piratería es un acto reprobatorio de las autoridades… siempre y cuando no provenga de sus iniciativas, tal como ocurre con frecuencia dentro de sus instalaciones, ya vigilando a personas o empresas, ya destruyendo papeles inconvenientes, ya corroborando datos de su interés. Se ha sabido que incluso criminales han trabajado, y continúan haciéndolo, para los gobiernos como hombres clave para detener —o localizar— a determinadas personas, consideradas detractoras del sistema establecido.
Ahí está ese odio súbito por hackers como el australiano Julian Assange, pero adorados como Mark Zuckerberg, ahora —debido sobre todo a su abultada cuenta bancaria— hasta denominado Hombre del Año, cuando hace poco, antes de estar al frente de su Facebook (para lo cual eliminó mezquinamente a sus primeros socios y casi hermanos), era un vulgar hacker de la prestigiada Universidad de Harvard, cuyo sistema colapsó por haberse inmiscuido ilegalmente para averiguar las medidas de todas las jóvenes de dicho colegio y organizar, a su manera, un burdo concurso para ver cuál de todas era la chica más atractiva de esa academia. No hay que olvidar que el ahora mocoso respetado millonario apoderado de Facebook dijo que todos aquellos que se involucraban en las redes sociales eran unos “putos y estúpidos” por su ociosidad, esa misma que lo ha llevado a ser, hoy, uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, rodeado de lujos y de, por supuesto, hermosas mujeres, a las que ya no tiene necesidad de hackear para saber el tamaño de sus caderas.
Hay que recordar que el propio fbi, luego de detener a Albert González por delitos informáticos, y después de valorar su astucia hackeadora, ¡lo contrató para hacer pesquisas a la gente que no convenía al gobierno estadunidense!, tras lo cual (apenas en 2008), y desde las propias oficinas de esa agencia de servicios de investigación norteamericana, tuvo acceso —junto con su banda—, ¡a 180 millones de cuentas de tarjetas de crédito! Claro: ahora está condenado a vivir en la cárcel hasta el año 2025, cuando esté por cumplir apenas 44 años.
Éstas son, pues, las clásicas, predecibles e infortunadas contradicciones de un sistema que no se guarda respeto hacia sí mismo, porque su balanza la mueve de manera descaradamente parcializada. ¿Por qué unos hackers son tan favorecidos mientras otros son denostados y humillados? ¿No todos deberían correr la misma fortuna por ser piratas indeseables? ¿Por qué, como siempre, el dinero, el demasiado dinero, es el que crea las asombrosas diferencias y distingos? ¿Por qué las políticas, en todo el mundo, se diseñan bajo los ordenamientos y las alianzas que documenta el poder de los dólares?

LECTURA VEINTIOCHO-FILTRADORES Y PERIODISTAS

¿Un filtrador puede convertirse en periodista?
¿NO QUE LA IMPORTANCIA DE LA PRENSA DE PAPEL ERA MÍNIMA?
Víctor Roura
(El Financiero, 26 de enero de 2011.)

Antes de ponernos a hablar de libertad de expresión o de supresión —o depresión— de ideas habría que definir si la filtración de documentos, como muchos otros apéndices, forma parte, aunque mínimamente, del ejercicio periodístico o es sólo una ruta para poder acceder, luego, al territorio de la prensa.

¿DOS COSAS DISTINTAS?
Porque lo que debiera quedar claro es que una cosa es el filtrador y muy otra el periodista. Cuando ocurrió, en 1974, el asunto del espionaje en el edificio Watergate de los demócratas, a petición expresa del presidente republicano Richard Nixon, los periodistas Robert Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, advertidos por una “garganta profunda” (entonces no se les denominaba “filtradores”) comenzaron a indagar y hacer sus pesquisas sobre aquel engaño político, que obligara a Nixon a renunciar a su administración en la Casa Blanca. El que les deslizara la información se mantuvo en el anonimato, dado que era ajeno al oficio periodístico.
 Más atrás todavía: el telegrama que Arthur Zimmermann, el ministro de asuntos exteriores del imperio alemán, envía a Venustiano Carranza a comienzos de 1911 para invitarlo a anexarse, incluyendo a Japón como tercera fuerza aliada, contra Estados Unidos, es descifrado por Inglaterra, cuyo alto mando remite de inmediato al presidente norteamericano Woodrow Wilson, quien, airado, ¡ordena su filtración en todos los diarios de su país para que la ciudadanía anglosajona se enterase de los subrepticios acuerdos entre las impías naciones del mundo! Carranza, por su parte —según acota Francisco Martín Moreno en su décimo tomo de sus 100 mitos de la historia de México (Aguilar)— se mantuvo distante de aquella petición justificando no haber recibido nunca tal propuesta.
Cuando Ricardo Rocha, periodista él, transmitió en 1995 los videos sobre la matanza en Aguas Blancas —con autorización o no de sus patrones, ésa es otra cuestión—, la filtración logró que el periodista complementara su información, quedando los filtradores en la oscuridad, y con ello fueron desenmascaradas, una vez más, las mentiras del gobierno, de que no ser por ese esclarecedor video la situación jamás se hubiera transparentado, ridiculizando al entonces presidente Ernesto Zedillo.
            Sin embargo, algo completamente distinto son las filtraciones tendenciosas (o de claro matiz político) a determinados conductores, que no periodistas (como Brozo, por ejemplo), de los videos donde tomaban in fraganti a específicos políticos, como el lamentable René Bejarano, en una guerra sorda de bellaquerías políticas en la cual los partidos se aplastaban de acuerdo con sus posibilidades manipulatorias en los emporios mediáticos: ahí está ese otro video donde agarraban al Niño Verde en una corrupta conversación sin que hasta el momento lo haya afectado en sus intereses financieros, lo que demuestra que aquellos videos tenían un fin práctico y demoledor exclusivamente contra la parcela izquierdosa.
            Pero los filtradores evidentemente no eran periodistas.

SILENCIAR LAS PESQUISAS
Cuando, en los inicios del foxato, algunas personas me filtraron papeles para demostrarme que Sari Bermúdez no había escrito el libro Marta Sahagún: la fuerza del espíritu, lo único que hicieron fue que yo me avispara para poder conseguir las pistas faltantes del rompecabeza, el cual terminé armándolo en un lapso aproximado de un mes, denunciando el hecho (¡la presidenta del Conaculta había sólo cobrado para poder estampar su firma en la portada del volumen apologético!) en tres largos textos durante tres días seguidos en estas páginas. ¿Ocurrió algo? Ninguna otra sección cultural reaccionó a lo obvio: ¿era posible, yo me preguntaba, que una prestanombres fungiera como la máxima autoridad de la cultura mexicana? Callaron todas las otras secciones, toda vez que sus páginas se vieron multiplicadas en publicidad, sí, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Mis filtradores quedaron, por supuesto, en el anonimato.
            Pero los filtradores son una raza y los periodistas pertenecen a otra, aunque hay periodistas que son filtradores (y que incluso trabajaron una temporada como informantes para la Secretaría de Gobernación, como en su momento lo hizo, por ejemplo, Jacobo Zabludovsky) y filtradores que, por serlo, se creen con el derecho de ser automáticamente periodistas, como si una cosa necesariamente condujera a la otra. Vamos, es como si un carpintero, por el solo hecho de poder armar un precioso librero, de pronto creyera que de súbito puede convertirse en un notable diseñador. O como si un compositor creyera de pronto que, por componer unas cuantas buenas canciones, puede ser un buen cantante. Y no, no es tan sencillo el asunto.

SIN MONITOS NO LEO
El problema con los filtradores, sin embargo, ha cambiado en los tiempos modernos por este asunto de la comunicación tecnologizada, donde ahora ya todo el mundo, aun sin ser periodista, cree serlo porque tiene los dispositivos a la mano para revestirse como tal: en la red global, por lo que hemos visto hasta el momento, no se tiene el menor respeto a la prensa, mucho menos a los periodistas. Por eso ahora los filtradores pueden ser considerados, y ellos considerarse, periodistas. Y nadie va a poner el grito en el cielo por eso, dado que los internautas se han encargado de difundir —con relativo éxito, hay que reconocerlo— la idea de la desaparición de la prensa de papel: ahora lo asombroso es la comunicación digital, que ha ganado terreno —también hay que admitirlo— gracias sobre todo a las nuevas generaciones cada vez más desilustradas por estar atentas a este gracioso planeta de las visualizaciones que absorbe, y hechiza, sus miradas, distrayendo sus pensamientos.
            —Si la lectura no tiene monitos, no leo —me dijo Luis Miguel hace no recuerdo ya cuántos años, y no lo dijo por decir, sino era (es) la suya prácticamente la primera generación vencida por el poder televisivo: los primeros niños del rock fueron elaborados por la gran industria fonográfica después de que sus ejecutivos se percataran de que esta música, en un principio inventariada por los propios roqueros, podían dominarla ellos mismos si comenzaban su catálogo desde el principio, lo que sucedió a partir de mediados de los ochenta del siglo pasado, seleccionando tanto los repertorios como los intérpretes con la invaluable ayuda de la televisión, ese maravilloso invento de mediados de la pasada centuria.
            Bastaron acaso dos apresuradas décadas para que el mundo se volviera prontamente mediático, que es casi como decir nuevamente desilustrado, tal como se vivía en los periodos oscuros del Medioevo pero ahora en un muy particular mapa de la ignorancia producida por las invenciones tecnológicas: ¿alguien iba a suponer que la tecnología podría causar un cierto tipo de inopia alfabetizadora, si cabe el término?, ¿o, pues, de un analfabetismo avanzado; es decir, con cierta dosis de disfuncionalidad mediática? Porque en definitiva no todos los descubrimientos y adelantos industriales significan un avance en el intelecto humano. Por desgracia, el progreso de la tecnología no corre parejo con la evolución ética. Que una persona conozca todos los pormenores de un sistema tan sofisticado de una telefonía multiusos no quiere decir que, por ello, entienda que Lady Gaga es sólo una insustancial mercancía mercadológica.
            No. Porque incluso puede ser un enceguecido fan de esta adinerada y astuta mujer. Que sea un perfeccionista de toda novedad tecnológica no lo sustrae de los anzuelos mediáticos, ya que su vida gira en torno a las delicias visuales: su inteligencia ha sido educada para estar acorde con el mercado contemporáneo, no para contrariarlo.
            Las tesis de educadores como Paulo Freire (la integración, no la adaptación, como práctica de la libertad), o de filósofos como Jean Paul Sartre, o de sociólogos como Kolakowski… no tienen la menor importancia.

COMUNICADOS NO SORPRESIVOS
Por eso ahora un filtrador puede tener la investidura de periodista, pues las semejanzas o sus diferencias las ha trastornado la red social. Y el caso más visible es el de Julian Assange, quien en su Wikileaks filtró 251 mil siete documentos recientes del Departamento de Estado norteamericano donde se aprecian los correos electrónicos digamos despreciativos y altaneros de dos centenares de embajadas y consulados del país que administra Barack Obama, que, sin que aportaran ninguna novedad diplomática, ha exhibido la clásica arrogancia estadunidense, latente desde la derrota del despreciable Adolfo Hitler en 1945.
            Pero lo que no se ha dicho, o no se ha querido subrayar, en este triunfo de las filtraciones en las redes sociales, y que llevó a Assange a pasar una corta temporada en la cárcel londinense (por presiones, se dice, del imperio norteamericano mediante la complicidad sueca que no supo, porque no pudo, callar lo que para la ciudadanía global no era un secreto, aunque también, se dice, por situaciones de violencia sexual, si bien conforme pasan los días el interés se va perdiendo, ya que las filtraciones en realidad no sorprendieron como debían haber sorprendido, lo que demuestra a su vez cómo el mundo se ha ido mimetizando de acuerdo con las formalidades mediáticas), es que el creador de Wikileaks se vio forzado a recurrir al respaldo de [¡oh, oh!] la prensa de papel, ¡justamente esa prensa a la que la Internet quiere matar con prontitud para por fin desaparecer a los periodistas y colocarse ella en el centro de las atenciones económicas!
            En noviembre de 2010 Assange visitó las oficinas de los diarios The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia; The Guardian, de Inglaterra; Der Spiegel, de Alemania; y El País, de España, para acordar una coalición informativa, que en esta ocasión procedía de un sitio no anónimo, que incluso hizo saltar de sus casillas a otras redes electrónicas para amenazar con mayores filtraciones en nombre de la libertad expresiva si la justicia europea no liberaba al fundador de Wikileaks, a quien le bastó un depósito millonario para salir de la prisión y entrar de inmediato en tratos con editoriales (Mondadori en su edición en castellano) para, mediante un modesto pago de un millón de dólares inicial, ajustar las filtraciones en un libro que seguramente será un best seller en cuanto sea depositado en las librerías.
            Y todos han coincidido en que estas filtraciones, que no debieran denominarse de esta forma ya que su procedencia tiene nombre e identidad (al grado de que su filtrador real, al parecer el pobre soldado de 22 años Bradley E. Munning, está encarcelado en Virginia y condenado a una pena de 52 años, aislado y sin poder recibir una sola visita, cosa que a nadie le importa, ni nadie velará por su destino, ni nadie rezará por él, ni nadie lo llamará, como sí llaman a Assange, héroe o víctima de la libertad de expresión, enfrentado Munning a su cruel futuro, solitario buscador de sus propios demonios informáticos), son benéficas para la sociedad mundial, tal como ocurrió en 1971 con los denominados “Papeles del Pentágono” que desnudaban las mentiras sobre Vietnam en una perfecta filtración de Daniel Ellsberg —analista que desde 1967 preparaba un estudio exhaustivo sobre aquella trágica guerra pero que tomó inesperadamente conciencia de lo que tenía en sus manos— a 17 periódicos estadunidenses, que lograron develar los oscuros secretos de Robert McNamara, secretario de Defensa en la presidencia de Lyndon B. Johnson, que no pudo silenciar a la ahora vituperada prensa de papel, ¡esa misma a la que también ahora ha recurrido Assange para no quedarse solo (en estos tiempos, ja, de la inutilidad, como dicen los efusivos navegadores en la red, del papel de la prensa de papel, y ésta no es una redundancia)!

LECTURA DIECINUEVE-TIPOS DE TRABAJOS ACADÉMICOS

MODALIDADES DEL TRABAJO ACADÉMICO[1]

A.    EL ARTÍCULO

Es un escrito breve que pretende contribuir a planear, relacionar o descubrir cuestiones técnicas o profesionales como pauta para investigaciones posteriores. Para ello toma en cuenta los temas de actualidad o se refiere a cuestiones latentes. Puede versar sobre diversos aspectos en su afán de divulgación, o referirse a temas concretos. Por lo general son avances (capítulos) de una investigación principal o trabajos hechos específicamente para un evento con fines de divulgación; se publica en periódicos, semanarios, revistas, memorias, enciclopedias, etcétera.

B.     EL ENSAYO

El ensayo es una comunicación cordial de ideas, generalmente breve, en el que se expone, analiza y comenta un tema, sin la extensión ni la profundidad de un tratado o de un manual. Es una proyección, una cala, una avanzada de una nueva idea sobre algo que se creía de sobra conocido. Se caracteriza por la ausencia de aparato crítico, es decir, notas a pie de página, citas y bibliografía.
            Los asuntos de los que se ocupa el ensayo son muy amplios. Son muy conocidos los ensayos El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, y La raza cósmica, de José Vasconcelos.

C.     EL MANUAL

Los manuales reúnen ligereza en la presentación y seriedad de los conceptos. Es un libro en el que se compendia lo esencial de una materia; es decir, es un surtido de reglas prácticas y de sus aplicaciones. Transmite algunos conocimientos específicos en forma didáctica. Para la mejor comprensión de los conceptos allí expuestos algunas veces se complementa con ilustraciones.

D.    LA MONOGRAFÍA

Es un estudio particular y profundo sobre un autor, sobre un género, sobre una época; es decir, es el tratamiento por escrito de un tema específico. La monografía profundiza en un solo aspecto de los muchos que integran un asunto. Para elaborarla se emplean las técnicas de la investigación científica. En ella se cuenta con una información sintetizada sobre un punto específico que antes se encontraba dispersa en varios libros. Las opiniones allí sustentadas se apoyan en un aparato crítico (notas a pie de página, citas y bibliografía).

E.     LA TESIS

Es un estudio escrito (variante de la monografía) que el aspirante a un título universitario debe presentar ante un jurado compuesto por personas académicas enteradas en la materia sobre que versa la tesis, para su aprobación. Es un enfoque razonado que estamos dispuestos a sustentar con bases científicas. En nuestro país las tesis se presentan lo mismo para obtener un título de licenciado o de maestro que de doctor.

F.      EL TRATADO

El tratado es el estudio completo, bien estructurado y riguroso que pretende entregar toda la sabiduría existente sobre un tema. Es el libro que concentra, analiza y explica los conocimientos de una ciencia, de una técnica o de un arte. Tiene una presentación de libro de consulta, pues allí se desarrollan más ampliamente cada uno de los temas tratados. En el título del libro generalmente se antepone la palabra “tratado”.




G.    LA RESEÑA

En ocasiones se tienen que elaborar reseñas como parte del trabajo académico o como ensayos de crítica, que podrían constituir verdaderos trabajos de investigación.
            Hay dos tipos de reseñas: bibliográficas y hemerográficas.
La reseña bibliográfica es el informe en menos de diez cuartillas sobre el contenido y cualidades de un libro.
            La reseña hemerográfica informa sobre el contenido de un artículo. Puede tener una extensión de tres a cinco cuartillas.
            Una reseña se encabeza con la ficha del libro o del artículo reseñados.
            Las siguientes normas facilitarán el hacer toda reseña:
1.      Leer cuidadosamente toda la obra (libro o artículo) hasta familiarizarse por completo con el tema y con la estructura.
2.      Partir del supuesto de que los lectores no conocen el libro objeto de la reseña, pero que desearían saber de qué se trata.
3.      Examinar los elementos estructurales de la obra, explicar cómo los maneja el autor y qué función cumplen.
4.      Mantener las justas proporciones, haciendo no sólo que los párrafos de la reseña estén equilibrados en cuanto a tamaño y contenido, sino que reflejen la importancia relativa de las distintas partes del libro reseñado.
5.      Evaluar con un patrón objetivo el trabajo, y no con el gusto o los prejuicios personales. Lo primero es determinar el propósito que se tuvo al hacer el libro (prefacio o introducción), después podrá juzgarse si la obra cumple con los fines que se propuso el autor.

Deben evitarse las palabras fuertes, ironías, sarcasmos y menosprecios sobre el libro y sobre el autor.
            Es conveniente recordar que la lectura cuidadosa del índice general o de la introducción facilitan la elaboración de una reseña bibliográfica, pero de ninguna manera sustituyen la lectura del libro.

H.    EL COMENTARIO

Comentar es interpretar, es decir, diagnosticar, pronosticar y proponer un tratamiento.
            Para facilitar la elaboración de un comentario se puede seguir este orden:
            1° Planteamiento del problema.
2° Manipularlo, desmontarlo en piezas.
            3° Fallo o juicio crítico.
            4° Solución.

Así, cuando se comenta se dice qué es lo que estamos comentando, cómo funciona, añadiendo algunos detalles complementarios que permitan agregar antecedentes o sugerencias sobre lo que se describe o narra; también puede compararse el funcionamiento con otra institución análoga.
            Después de comprobar las cualidades o defectos se puede decir por qué la institución que comentamos es buena o mala.
            Finalmente, se impone al lector, razonadamente, una opinión.


[1] Miguel López Ruiz, Normas técnicas y de estilo para el trabajo académico, México, UNAM, 2002, pp. 17-20.

LECTURA VEINTISIETE-SALARIOS JUSTOS O INJUSTOS

Los ejecutivos: ¿cobran demasiado?
Los sobresueldos de una nueva élite producen inquietud en Davos
Los ejecutivos de Wall Street recibieron sobresueldos récord en el 2009 | La divergencia de rentas crea unas concentraciones de riqueza sin precedentes | El 65% del crecimiento de la renta desde el 2002 ha ido al bolsillo del 1% que más gana.

Andy Robinson

LA VANGUARDIA | 31/01/2011.

Principio del formulario
Quizás tiene que ver con las imágenes de disturbios en Túnez y El Cairo transmitidas en los hoteles mientras consejeros delegados de marcas multinacionales ponen en práctica una tormenta de ideas ('brainstorming') con novelistas de autoayuda espiritual como Paulo Coelho. Pero hay una cosa muy extraña en esta cumbre de 'billonarios' en los Alpes suizos. En el foro Davos 2011, la creciente desigualdad económica a escala mundial empieza a producir inquietud.
En los últimos veinte años, la desigualdad económica se ha disparado en casi todos los países del mundo, y sobre todo en Estados Unidos y en China (entre las escasas excepciones se encuentran Brasil y España, donde la desigualdad ha caído). En Estados Unidos nada menos que el 65 por ciento del crecimiento de la renta registrado desde el 2002 ha ido a parar a los bolsillos del uno por ciento que más gana. Las rentas de la mayoría se estancaron en los años de vacas gordas y ahora tras la crisis caen en picado.
Esta divergencia sin precedentes de las rentas de una minoría y el resto ha creado unas concentraciones de riqueza que no existían desde los años del Gran Gatsby, antes del crac bursátil de 1929. Hace 24 años, al uno por ciento más rico de los norteamericanos le correspondía el 12,3 por ciento de la renta bruta; en el 2007 le correspondía el 23,5 por ciento. Pasa lo mismo a escala mundial. Según un informe de Credit Suisse, ya hay 24 millones de ricos en el mundo: 81.000 tienen un patrimonio superior a 50 millones de dólares, y hay un millar de billonarios, individuos que tienen una riqueza mayor de 1.000 millones de dólares.
Por eso, los vips que pululan entre las pistas de esquí en Davos, tecleando en sus iPad, son mucho más ricos, en relación con el resto del mundo, que hace 41 años, cuando el empresario suizo Klaus Schwab fundó el Foro Económico Mundial.
Algunos pensaban que el crac bursátil del 2008 y la crisis económica posterior podría tener el mismo efecto que en los años treinta, cuando el new deal abrió un periodo de cuarenta años de igualdad creciente. Pero la realidad ha sido justo lo contrario. Mientras caen los salarios de la mayoría, los ejecutivos de los bancos de Wall Street y los consejeros delegados de todas las empresas grandes del Fortune 500 recibieron sobresueldos récord en el 2009, según Hay Group y The Wall Street Journal. Los 25 gestores de los fondos especulativos –hedge funds– más importantes cobraron 1.000 millones por persona en el 2009.
Esta concentración de riqueza entre los integrantes de una élite empresarial “ya no es sólo un problema político o moral, sino también económico”, dijo Fareed Zakaria, el director de Newsweek, en Davos. “Es un problema económico porque si todos los beneficios del crecimiento van a los más ricos, invertirán el dinero en mercados como la bolsa o el inmobiliario; y esto crea burbujas; en cambio, si la riqueza se reparte, estimula el consumo y el crecimiento de la economía real”, explica. “La desigualdad es el reto más grave al que tenemos que hacer frente; va en paralelo con las subidas de la bolsa, y no sólo en Occidente, sino también en Rusia, India, China y Latinoamérica”, añade Zhou Min, el economista chino director del FMI. Para los ricos en Davos, las fabulosas remuneraciones son la consecuencia inevitable de las últimas tendencias meritocráticas del capitalismo globalizado. A diferencia de los viejos ricos de los tiempos de Scott Fitzgerald, el 60 por ciento de los multimillonarios de hoy son asalariados. No han heredado sus fortunas –sostiene–, sino que las han ganado gracias a sus propios méritos (y a la generosidad de los comités de remuneración de los consejos empresariales). Lloyd Blankfein, el presidente multimillonario de Goldman Sachs, suele dejar caer que es hijo de un empleado de banca.
De ahí los argumentos esgrimidos esta semana en un informe de The Economist que resultó un bálsamo para la crisis de conciencia de los ejecutivos en Davos. En una economía globalizada, “conforme la tecnología avanza, la inteligencia se premia más”. Bob Diamond, el nuevo consejero delegado estadounidense del banco británico Barclays, que cobrará 1,5 millones de euros, más casi diez millones en sobresueldos, reivindicó el derecho de pagar a sus ejecutivos y operadores lo que sea necesario para “tener el mejor talento”.
De modo que, a la vez que se lamenta la desigualdad, Davos lo achaca a “leyes naturales” del mercado. “La desigualdad es algo que hay que tomar en serio”, dijo Martin Sorrell, consejero delegado de la multinacional de publicidad WPP, que cobró unos 25 millones de euros en el 2009. Muchos coinciden con él en Davos. Pero nadie propuso los viejos remedios: impuestos y sindicatos. Barack Obama fue acusado de “demonizar” a los empresarios por su defensa de mayores impuestos sobre las rentas altas. Steve Schwarzman, otro habitual de Davos, consejero delegado multimillonario del fondo global Blackstone, comparó en el 2009 a Obama con Hitler, cuando el presidente propuso subir impuestos sobre las rentas de los gestores de los 'hedge funds'.
“Hay un discurso peculiar en este Davos”, dijo Damon Silver, economista del sindicato AFLCIO que asistía al foro. “Abordan el tema de la desigualdad, pero luego piden menos protección de empleo, menos sindicatos, y menos regulación en Wall Street”. Por si todo esto fuera poco, la remuneración astronómica para ejecutivos no parece beneficiar ni a las empresas. Dan Ariely, el economista psicólogo de la Universidad Duke, ha comprobado en sus experimentos sobre incentivos y motivación que “los sobresueldos elevados no mejoran el rendimiento; los accionistas deberían cortarlos”.

LECTURA VEINTISÉIS-RUMBOS PERDIDOS

RECUPEREMOS EL TIMÓN EN UN MUNDO CAÓTICO[1]

Para no perdernos en esta “tormenta” de caos e incertidumbres que nos agita, lo mejor es tener claros nuestros propósitos y desarrollar la creatividad. Pararnos un poco cada día y pensar en cómo retomar el control.
Por Miriam Subirana.

En el caos es difícil predecir lo que ocurrirá. El cambio es la constante, y planificar no funciona como en condiciones normales. No sabemos lo que nos espera y debemos estar preparados para improvisar. Nos ayudará la confianza. Confiar y creer en nosotros. Confiar en nuestra capacidad, en nuestros recursos internos y en los de los demás, permaneciendo abiertos y atentos para aplicar los más adecuados en cada situación.
            Sin confianza, sin fe conjunta, no podemos realizar proyectos unidos. La confianza vincula y une. Sin verdadera confianza, la creatividad no fluye. Generamos confianza cuando nos mostramos íntegros, queremos el bien del otro, demostramos capacidad para resolver sus necesidades, adoptamos un tono emocional positivo y mantenemos una buena autoestima.
            Junto a recuperar confianza, en tiempos de incertidumbre es fundamental encontrar las pautas creativas que nos permitan surfear sobre las olas sin ahogarnos. Dejemos de ser náufragos a merced de las corrientes, las olas y el viento, llevando el timón de nuestra vida. Metafóricamente, las corrientes son las situaciones que han dejado huella en nosotros en forma de cicatrices, de relaciones que hay que cerrar, de aspectos con los que debemos reconciliarnos y de hábitos que nos dominan. Son las corrientes subterráneas que se mueven en nuestro interior y provocan inquietud, desasosiego y angustia. Las olas son las múltiples influencias que ejercen presión sobre nosotros. Influencias de personas, situaciones y trabajos. Los vientos son los condicionamientos culturales, religiosos, sociales, económicos, políticos, laborales y deportivos. Estos vientos condicionan nuestras decisiones, actitudes y acciones.
            Si no sujetamos firmemente el timón de nuestra vida, las corrientes, las olas y los vientos seguirán dominándonos. Viviremos sin rumbo en el caos de los mares agitados. La cuestión está en cómo lo hacemos. La meditación nos ayuda a concentrarnos y asentarnos en llevar el timón de nuestra vida. Otro método para desbloquear nuestra creatividad es la escritura creativa expresada en las páginas matinales. Cada mañana al despertar puede escribir lo que sienta y lo que hay en usted. Soltándose, sin reprimirse. Poner palabras a lo que sentimos nos ayudará a verbalizarlo, clarificarlo y soltarlo.
Para no ahogarnos en estos momentos caóticos, debemos tener claro nuestro propósito personal. Tendremos más energía cuando lo canalicemos para dar lo mejor de nosotros mismos desde nuestra autenticidad. Será un propósito conectado con el cambio global, y no centrado en satisfacer necesidades egoístas insostenibles. Cuando mantenemos nuestro propósito en nuestra conciencia, el poder de la intención actúa con fuerza: creas lo que crees. Los deseos y las intenciones pueden cambiar la manifestación física de la realidad.
            Para clarificar nuestras metas podemos plantearnos ciertas preguntas: ¿qué me pide la vida?, qué me ofrece que haga?, ¿a qué le presto atención?, ¿en qué me estoy fijando?, ¿cuál es mi responsabilidad?, ¿qué tengo que hacer ahora para vivir mi propósito? Estar en el presente refuerza nuestro valor.
            Para cumplir nuestras metas nos ayudarán las afirmaciones. Son una buena semilla que da fruto si la plantamos aplicándola en nuestra vida, regándola y nutriéndola a diario. Crear nuestras propias afirmaciones funciona. Creamos nuestra realidad con base en lo que creemos y afirmamos. Ejemplos: “El pasado no tiene poder sobre mí”. “Yo puedo”. “No lo han hecho para hacerme daño”.


[1] (El País semanal, 23 de enero de 2011. Selección).

LECTURA VEINTICINCO-PASAR A LA HISTORIA

SEXY CORA
(La Vanguardia, 23 de enero de 2011.)
Barcelona. (Redacción).- Sexy Cora quería pasar a la historia. La joven alemana, que falleció el viernes por un paro cardíaco en la clínica universitaria de Hamburgo tras pasar nueve días en coma, había decidido que quería ser famosa al precio que fuera. Y eso le pasó factura.
            La actriz porno, nacida en Berlín hace 23 años con el nombre de Carolin Ebert, se había sometido a su sexta operación de pecho y su corazón no aguantó. Su deseo era aumentarse de nuevo el busto pasar de una prótesis de medio kilo a otra de 800 gramos en cada seno (por encima de los 330 gramos ya se consideran grandes).
Medía 1,50 metros y pesaba 50 kilos. Pero esto no fue impedimento para que los médicos de una clínica privada llevaran a cabo la intervención. Pero la cirugía no salió bien y Sexy Cora sufrió un paro cardiorrespiratorio. Fue reanimada 15 minutos  aunque sufrió otro infarto cuado era trasladada a la clínica universitaria de Hamburgo.
Lograron estabilizarla e inducirle un coma para intentar salvar su vida, pero todo fue inútil. El marido de la chica, Tim Wosnitza, fue quien comunicó la noticia. "Los médicos me habían dicho que no sería capaz de sobrevivir. Los daños cerebrales eran demasiado graves, la presión sanguínea disminuía constantemente y sus funciones vitales eran cada vez más débiles", explicó Wosnitza. La noticia abrió un intenso debate en Alemania acerca si es necesario poner límites a esta práctica.
El deseo de aumentarse el pecho de forma excesiva fue un ejemplo de cómo Sexy Cora vivió los últimos años de su vida. La actriz porno saltó a las portadas de los medios de comunicación alemanes hace tan solo unos meses al ser una de las elegidas para participar en 2010 en la edición alemana de Gran Hermano.
La joven fue una de las ocupantes de la 'Casa Secreta', paralela a la casa principal. Tras mantener una relación con otro concursante, Cora abandonó el concurso a los 12 días alegando problemas con su trabajo. A los pocos días fue elegida para entrar de nuevo, aunque su participación se acabó definitivamente tras 58 jornadas.
La participación en el exitoso programa era una estrategia para promocionar una carrera como actriz porno que había empezado a los 19 años. No le fue mal la experiencia ya que, en septiembre de 2010, fue galardonada como mejor intérprete amateur en los premios Venus Award y Erotixxx Award. También aprovechó el ‘boom’ para intentar abrirse un espacio en el mundo de la música.
A Sexy Cora también se la conoce por querer batir el récord mundial de sexo oral en una escena en dos ocasiones. La primera vez no pasó de practicar 75 felaciones. En julio 2009, la actriz quiso satisfacer a 200 hombres pero finalmente tuvo que ser trasladada al hospital con problemas respiratorios.
Según informó The Sun, en la mitad de la secuencia la chica comenzó a sentirse mal, se descompuso, estuvo al borde de un desmayo y debió ser trasladada de urgencia a un hospital de Hamburgo.
La actriz también fue detenida en otra ocasión por ser filmada realizando escenas de sexo en un parque a plena luz del día. Varias personas denunciaron aquella práctica y la policía no tuvo más remedio que tomar cartas en el asunto.
Tras su muerte, la Fiscalía de Hamburgo ha decidido investigar si existió negligencia médica, mientras que el cirujano y la anestesista que la atendieron rechazan todas las acusaciones. La autopsia exigida por la fiscalía ha de determinar la causa exacta de su muerte en los próximos días. Los investigadores intentan averiguar también si Sexy Cora ingirió hormonas de crecimiento antes de la operación. La joven llevaba mucho tiempo intentando conseguir récords para hacerse famosa.

LECTURA VEINTICUATRO-EL DISCURSO CIENTÍFICO

ESTRUCTURA LINGÜÍSTICA DEL TEXTO CIENTÍFICO
La estructura lingüística de un texto está determinada por la manera como éste utiliza la semántica y la sintáctica.
Semántica: es el estudio de la significación de las palabras.
Sintaxis: es la parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar conceptos. El adjetivo sintáctica significa perteneciente o relativo a la sintaxis.
La estructura lingüística de un texto está determinada por la manera como utiliza el significado de las palabras, y por la manera como estructura las oraciones y expresa los conceptos.
Todo texto, en cualquier tipo de lenguaje, utiliza palabras y oraciones. El texto científico las utiliza de una manera muy especial, que lo diferencia de otros lenguajes o discursos.
            Desde el punto de vista de la semántica (uso y significado de las palabras), un texto científico se caracteriza por los siguientes aspectos:
§  Utiliza terminología científica.
§  Utiliza muchos términos técnicos, tecnicismos, propios del tema o del área de conocimiento que está tratando.
§  Cuando no existen en la lengua los términos adecuados para nombrar o describir los objetos o los fenómenos que está estudiando, construye sus propios términos o conceptos, neologismos.
§  Estos tecnicismos y neologismos van siempre referidos al objeto de estudio, y tratan de explicarlo lo mejor posible; es decir, son objetivos.
§  En cuanto al uso de las palabras, un texto científico no se permite digresiones, sino que siempre va directo a la esencia de las cosas o de los objetos que está estudiando.
Desde el punto de vista de la sintáctica (manera de utilizar la sintaxis para estructurar las oraciones y expresar los conceptos), el texto científico se caracteriza por los siguientes aspectos:
§  Respeta las reglas generales de la sintaxis, comunes a todo escrito.
§  En especial, respeta la concordancia de los tiempos (pasado, presente, futuro) y de los modos (indicativo, subjuntivo, imperativo).
§  Respecta la concordancia del sujeto y la del género del mismo.
§  Respeta las reglas de puntuación, ya que de ellas depende, en gran medida, la claridad del escrito.
§  Es conciso, va directo al punto a tratar.
§  Es coherente, lógico y sistemático.
***
INTENCIÓN COMUNICATIVA DEL TEXTO CIENTÍFICO
El segundo gran elemento que describe al texto científico es su intención comunicativa.
Todo escrito, por supuesto, tiene una intención comunicativa. Pero la intención comunicativa del texto científico es cualitativamente diferente a la de los textos escritos con otros lenguajes o discursos.
            En el lenguaje periodístico, por ejemplo, la intención comunicativa consiste en informar a la comunidad sobre los últimos acontecimientos de la vida pública, y en contribuir a formar su opinión sobre los asuntos de interés común.
            En cambio, la intención comunicativa del texto científico es la preservación, transmisión y futura construcción del conocimiento científico y del saber humano.
Un texto científico no se escribe para transmitir sentimientos (como la poesía), ni para entretener al lector, ni para informar sobre los últimos acontecimientos (como los periódicos), ni para formar la opinión pública (como los editoriales).

CARACTERÍSTICAS DEL DISCURSO CIENTÍFICO
Son: universalidad, objetividad, racionalidad y sistematicidad.
Universalidad. El discurso de carácter científico es universal, es decir, pertenece a todos los países y a todos los tiempos.
            Una de las características de los textos que utilizan el lenguaje científico es que suelen ser traducidos a diferentes idiomas, porque su contenido puede ser de interés para las personas de todo el mundo.
            Muchos congresos y simposia son de carácter internacional, porque los temas que se tratan en ellos son de interés para una gran cantidad de personas. En este tipo de congresos se estila la traducción simultánea a varios idiomas, con el fin de que todos los asistentes puedan entender el contenido de las ponencias que se presentan.
            Los documentales científicos, por ejemplo los de Jacques Cousteau, son traducidos a casi todos los idiomas, y son vistos y entendidos por gente de todo el mundo.
Objetividad. La objetividad del discurso científico se refiere a un objeto de conocimiento, y lo trata de manera desinteresada, desapasionada, lo estudia, analiza y describe apegándose lo más posible a su naturaleza propia.
            En el discurso científico no entra, o no debe entrar, la ideología personal del que habla o escribe. Debe tratar el asunto lo más objetivamente posible, independientemente de sus creencias religiosas, de su ideología política o social, de su forma personal de ver el mundo.
            Por ejemplo, en el estudio de los volcanes, el conocimiento científico que se obtenga sobre ellos, no debe cambiar porque el investigador pertenezca a una religión determinada o a un partido político.
            Gracias a esta característica, los científicos de todo el mundo que estudian un mismo objeto del conocimiento se identifican entre sí, pueden comunicarse sin obstáculos, pueden compartir sus conocimientos y lograr, de esta manera, un mayor avance de la ciencia y del conocimiento.
Racionalidad. El discurso científico es racional, lógico y se ajusta a los mecanismos y procedimientos de la razón humana.
            En el discurso científico no debe entrar la fantasía, la imaginación o la creatividad. Si así fuera, estaríamos hablando de otro género, el de la ciencia ficción, que pertenece más al lenguaje literario que al científico.
            La razón humana se caracteriza por manejarse con base en ideas, juicios y raciocinios, los cuales son regidos siempre por las leyes de la lógica.
            Las ideas expresadas en un discurso científico, sean orales o escritas, deben estar fundamentadas en la realidad, en la objetividad, en la investigación y en la experimentación. No pueden ser fruto únicamente de la imaginación o de la intuición del que las emite.
Sistematicidad. El discurso científico debe ser coherente, sistemático, va paso por paso, punto por punto, de acuerdo con un método, un plan o un procedimiento.
            El discurso científico sigue un orden predeterminado, mediante el cual va construyendo un sistema de conocimientos. Sin ese orden, sin ese método, el conocimiento no iría avanzando, no se iría construyendo, no iría mejorando.
            Cuando uno escucha una conferencia o lee un texto de carácter científico, es relativamente fácil elaborar un esquema del mismo, ya que se notan claramente los puntos que el autor va siguiendo paso a paso.
            En otros lenguajes, por ejemplo en el literario, la sistematicidad puede ser sacrificada con el fin de lograr otros efectos en el lector, como el suspenso, la angustia, la sorpresa, etcétera. En cambio, en el discurso científico la sistematicidad es una característica esencial, sin la cual dejaría de ser científico.

LECTURA VEINTITRÉS-INTERCAMBIOS

"A LOS ALUMNOS LES ENCANTA NUESTRA CULTURA"

Lina Zhang, de 24 años y natural de Hu Nan, provincia del sur de la República Popular China, ejerce como profesora de chino en el instituto Baleares de Valencia desde hace cuatro meses

La Vanguardia. 26/01/2011.

Lina Zhang, de 24 años y natural de Hu Nan, provincia del sur de la República Popular China, ejerce como profesora de chino en el instituto Baleares de Valencia desde hace cuatro meses. Forma parte del grupo de profesores voluntarios que la entidad Hanban ha puesto a disposición de la Generalitat valenciana para impartir la asignatura voluntaria y optativa en la ESO. Lina, que estudió un curso de castellano antes de venir a España y que
habla un poco de inglés, desarrolla unas clases dinámicas, con el objetivo de captar el interés del alumno no sólo hacia el idioma chino, sino hacia la cultura de ese país. El director del centro, Andrés Martínez, ayuda a Lina en la entrevista.
¿Cómo enseña chino a los adolescentes que acuden a sus clases?
Es un sistema pedagógico en el que combino el juego simbólico con la memorización. A través de fichas, vídeos y juegos intento que desde el principio vayan asimilando la fonética y las palabras con el sistema Pinyin –sistema de transcripción fonética del chino mandarín con grafía latina–.
Lo que es muy difícil es aprender los caracteres chinos; aunque su simbolismo gusta mucho. Empezamos como con cualquier otro idioma, con las presentaciones, saludos, palabras, frases más comunes, y después vamos incorporando aspectos más complejos de la gramática y el vocabulario.
¿Han logrado los alumnos en tan poco tiempo avanzar en el aprendizaje de este idioma?
La verdad es que estoy muy sorprendida, en el buen sentido. Los chicos y chicas, especialmente los de tercero de la ESO, aceptan muy bien este nuevo idioma, y ya hemos comenzado a establecer diálogos cortos en chino. Ellos dicen que la gramática no es tan difícil, y creo que disfrutan mucho con la asignatura.
¿Cuántas horas deberían dedicar estos estudiantes al chino para mantener una conversación de calle en este idioma?
Creo que a partir de 50 horas de clase se pueden comenzar a establecer unos mínimos diálogos para defenderse en varias situaciones. Depende,   naturalmente, de cada alumno. A partir de ahí y si hay interés ya se puede avanzar hacia un conocimiento más profundo de este idioma.
¿Qué conocimientos previos pueden ayudar a un alumno a aprender el chino?
Siempre es más fácil, y así lo noto, si los estudiantes dominan algún otro idioma además del suyo materno; por ejemplo, el inglés o el francés. Porque su mente ya está preparada para entrenarse en otras lenguas. Pero aunque sólo se hable español se puede avanzar también; depende siempre de la persona y el interés que tenga.
¿Qué les enseña sobre la cultura de su país?
Nuestras costumbres –Andrés Martínez advierte que para saludar a Lina debemos evitar darle besos en las mejillas–, nuestro respeto por la historia... Les encanta nuestra cultura y tienen mucha curiosidad por saber cosas de China. Incluso hemos llegado ya en clase a ver una película como El último emperador en versión original china y con subtítulos en castellano.

LECTURA 22-CÓMO HACER UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

Francisco Lizcano Fernández

Guía para facilitar la correcta elaboración de proyectos de investigación en ciencias sociales y humanidades (selección).

I. Mi propuesta[1]

Para comprender en qué consiste un proyecto de investigación resulta necesario definir los dos términos que componen dicho concepto: "proyecto" e "investigación". Un proyecto es un plan, programa o diseño de trabajo; es decir, la primera expresión ordenada, coherente y sistemática de los elementos que se consideran fundamentales para llevar a buen término una investigación. El proyecto constituye la primera fase del proceso de investigación, aunque quizás pueda distinguirse una anterior que tendría como objetivo la selección del tema que se va a desarrollar. Las otras tres fases que toda investigación recorre de manera más o menos sucesiva son las siguientes: recopilación o acopio de la información; ordenación, análisis, procesamiento, interpretación y/o síntesis de la información; y redacción del trabajo (Baena Paz, 1993: 7).
En el campo científico, el término "investigación", en tanto que actividad desarrollada a lo largo del tiempo (la misma palabra también se utiliza para aludir al resultado de dicha actividad), se refiere al "proceso que, mediante la aplicación de métodos científicos, procura obtener información relevante, fidedigna e imparcial, para extender, verificar, corregir o aplicar el conocimiento" (Garza Mercado, 1988: 1). En cuanto a esta definición, se debe aclarar lo que Ario Garza Mercado entiende por información relevante, fidedigna e imparcial, si bien sus afirmaciones al respecto parecen en ocasiones demasiado tajantes. El primer tipo de información alude a su importancia para la comunidad científica o la sociedad en general. El segundo se pone de manifiesto cuando todo observador competente e imparcial puede confiar en los datos manejados. El tercero se refiere a la no interferencia de los deseos o sentimientos en la recopilación y valoración de la información (Garza Mercado, 1988: 17).
Dado que en un proyecto de investigación se esbozan los elementos que es necesario contemplar en el desarrollo de la propia investigación, su utilidad radica en constituirse en obligado y constante punto de referencia a lo largo de toda su evolución. Por supuesto, esto no significa que el proceso de investigación deba ceñirse necesariamente a lo establecido en el proyecto. Por el contrario, toda investigación enriquece y modifica su proyecto inicial. No obstante, éste constituye una garantía de que las modificaciones que vayan surgiendo a lo largo del trabajo sólo se pondrán en práctica después de constatar que en verdad lo mejoran.
Un proyecto de investigación debe especificar con claridad qué se pretende estudiar (delimitación del objeto de estudio, objetivos y esquema), por qué (justificación), cómo (métodos y técnicas, pero también marco teórico y conceptual), para qué (hipótesis y en parte también justificación), cuándo (cronograma) y con qué (fuentes o bibliografía). Las partes de un proyecto deben referirse con la mayor precisión posible a un aspecto concreto. Sin embargo, no resulta extraño que, de acuerdo a como se perciban los contenidos específicos de ciertas partes, en algunos casos, como se verá, algunas puedan englobarse en otras o independizarse.
De la misma forma que no parece oportuno fijar la extensión que debe tener un proyecto, ni mucho menos de ninguna de sus partes, tampoco lo sería establecer de manera obligatoria la secuencia de ellas. En este sentido, lo único que cabe proponer es que la delimitación del objeto de estudio, los objetivos y el esquema aparezcan al comienzo, el cronograma en el penúltimo lugar y la bibliografía al final. Con todo, los criterios para evaluar un proyecto no deben referirse a estos asuntos sino a la coherencia que haya entre sus partes, así como a la claridad y el rigor demostrados en cada una de ellas.

1. Delimitación del objeto de estudio

Establece los límites espaciales, temporales y temáticos de la investigación. Aunque a primera vista pudiese parecer paradójico, la defensa (o justificación) de la delimitación espacial y temporal propuestas debe abordarse en este apartado y no en el de "Justificación", pues éste, como se verá más adelante, está reservado para otros menesteres. La delimitación temática puede elaborarse de manera más o menos minuciosa. La forma más escueta de expresarla consiste en anotar exclusivamente el objeto de estudio. Pero también es posible incluir en este apartado la enunciación más o menos pormenorizada de los aspectos (protagonistas y variables) a través de los cuales se examinará dicho objeto. En este caso el contenido de esta parte del proyecto coincide con el de los "Objetivos", por lo que se puede prescindir de una de ellas.
La división del objeto de estudio consiste en establecer los protagonistas y las variables a través de los cuales se pretende analizar dicho objeto de estudio. Establecer con precisión estos protagonistas y variables constituye una tarea insoslayable para indicar con precisión qué se quiere estudiar (además, esto facilitará la correcta elaboración del esquema del trabajo y, posteriormente, orientará la tarea de recabar ordenadamente la información en la que se basará la investigación). Los protagonistas son objetos, seres vivientes, personas y conjuntos de personas, creaciones humanas, etcétera, que, en tanto que tales, son susceptibles de ser integrados en clases o tipos (que a su vez son susceptibles de ser integrados en clasificaciones) a partir de sus características esenciales. Al respecto, es necesario que el investigador sepa a qué tipo de entes se refieren los protagonistas de su proyecto. Asimismo, resulta indispensable que el investigador establezca las variables (aspectos de la realidad que se manifiestan de maneras diferentes, como la edad, la estatura, el respeto a los derechos humanos o la tasa de analfabetismo) que le van a servir para indagar las características de los protagonistas considerados. Toda característica (José tiene 29 años, Juan mide 163 centímetros, la dictadura de Francisco Franco violó sistemáticamente los derechos humanos de los españoles, México tiene una tasa de analfabetismo de 10 por ciento) puede ser vista como manifestación concreta de una variable, al margen de que variables como las mencionadas se puedan agrupar a su vez en variables más amplias (condición biológica de la persona, régimen político y desarrollo social son variables que pueden englobar a las variables antes señaladas). Determinar las variables a través de las cuales se van a estudiar las características de los protagonistas facilita la comparación rigurosa entre éstos.
Sobre todo en relación con los proyectos elaborados para realizar una tesis universitaria, la delimitación del objeto de estudio presenta dos retos principales, de cuya cabal resolución dependerá en buena medida la calidad de sus resultados. Por un lado, el de ser lo suficientemente reducido: "una tesis demasiado panorámica constituye siempre un acto de soberbia" (Eco, 1991: 28). Por otro, el de su justificación académica; es decir, que incluya algún tipo de problema, que pretenda contribuir al esclarecimiento de alguna duda. Dada la importancia de estos desafíos, es conveniente tomar en consideración la distinción establecida por algunos autores, como Huáscar Taborga (1982: 66-69) y Mario Tamayo y Tamayo (1987: 44, 57), entre los términos de "tema" y "problema", si bien este último sería en definitiva un tema concreto y problematizado. De acuerdo con esta perspectiva, el tema es más general que el problema y, por tanto, le sirve de contexto. Dentro de un tema se elige un problema específico, al detectar insuficiencias teóricas o informativas en el tratamiento que se le ha otorgado al asunto en cuestión. Con todo, y de acuerdo con el orden planteado en el presente texto, es recomendable que este apartado se reduzca a enunciar los protagonistas y las variables involucrados en el objeto de estudio, reservando su problematización, en obligado diálogo con otros autores, para el apartado de "Justificación".
En principio, todo problema puede estudiarse sincrónica o diacrónicamente; es decir, a través de sus manifestaciones en un momento dado o a través de su evolución en el tiempo. En este último caso, es aconsejable considerar tanto los cambios como las permanencias. Unos y otras pueden establecerse a lo largo de un mismo periodo o al comparar las distintas configuraciones del problema en momentos diferentes. Sin embargo, la práctica de la comparación no se debe reducir a estos casos, pues es uno de los recursos principales para aumentar la densidad y profundidad del trabajo de investigación. Incluso cuando se desea estudiar un determinado fenómeno o proceso en un sólo lugar, es sumamente provechoso prever la confrontación de los resultados de la propia investigación con los alcanzados por otros autores sobre los mismos asuntos pero en ámbitos distintos, bien porque éstos engloben al estudiado por uno, bien porque sean ámbitos independientes.

2. Objetivos

Señala las metas o propósitos del trabajo. En general, se recomienda que sean expresados de forma clara y escueta. Se pueden distinguir dos tipos principales de objetivos: aquellos de cuyo cabal cumplimiento depende el adecuado desarrollo del trabajo (los protagonistas y las variables propuestas para su estudio) y los que se refieren a los beneficios sociales que pretenden satisfacerse al realizar la investigación. Los primeros suelen dividirse, a su vez, en generales y particulares o específicos.
Sin embargo, es posible prescindir de este apartado del proyecto cuando los objetivos del primer tipo, los cuales constituyen una parte fundamental de todo proyecto, son formulados en el apartado "Delimitación del objeto de estudio" y cuando los del segundo tipo, que en ocasiones pueden considerarse como prescindibles, se incluyen en el de "Justificación". El objetivo de optar a un título o grado académico sólo debe señalarse en la portada del texto, en la cual debe figurar también el título de la investigación, expresado de manera descriptiva.

3. Esquema

Es la enumeración, coherente y jerárquicamente organizada, de las partes de la investigación propuesta. Esta definición también puede aplicarse, por supuesto, a la palabra "índice", pues la distinción entre ambos términos sólo podría establecerse en virtud del grado de provisionalidad que se otorgue a cada uno de ellos. En este sentido, "esquema" sería un índice tentativo e "índice" un esquema definitivo. La jerarquía de las partes de un esquema –capítulos, secciones, apartados, subapartados, etcétera– debe indicarse tanto por la amplitud de la sangría (espacio que queda en blanco al principio de un renglón) como por el tipo de signos utilizados (números romanos y arábigos, letras mayúsculas y minúsculas, etcétera) o la secuencia de un mismo tipo de signos (sistema decimal).
Cualquier división que se haga debe contar por lo menos con dos elementos, pues de no hacerse así no se establecería la debida distinción entre el todo y la parte. Los títulos o encabezados de las partes del esquema pueden expresarse a través de tópicos u oraciones (o párrafos), pero no se deben mezclar aquéllos con éstas en un mismo esquema. Las oraciones se pueden enunciar afirmativa, negativa o interrogativamente.
Como es lógico, de esta parte del proyecto se podrá prescindir si el producto que se espera obtener de su ejecución es un artículo, pero si la pretensión del proyecto es elaborar una tesis o un libro resulta fundamental incluir en él el esquema correspondiente, que dé cuenta de la forma en que se planea ordenar la información recabada.

4. Justificación

Dado que la tarea de investigar exige mucho tiempo y esfuerzo, antes de embarcarse de lleno en una empresa de esta envergadura es necesario tener claro cuál es su interés, significación, valor, utilidad o justificación. Toda investigación científica debe decir algo nuevo sobre un asunto relevante. En este apartado se pondrá de relieve, precisamente, cómo se va a concretar esto en la investigación propuesta, al indicar en qué va a consistir lo que podría denominarse su novedad o aportación y su importancia social. A estos dos tipos de interés, cuya explicitación resulta ineludible en cualquier proyecto, se puede añadir un tercero: el que da cuenta de los motivos personales involucrados en la realización del trabajo, aunque éste es prescindible y menos importante que los anteriores. Con frecuencia es difícil determinar si estos tipos de interés deben considerarse como factores condicionantes de la investigación o como metas de la misma.
La aportación de la investigación puede afectar a los distintos planos involucrados en ella: teoría, metodología e información, y se planteará siempre en confrontación con lo que otros autores han dicho sobre el objeto de estudio, con el llamado estado de la cuestión, con el conocimiento actual sobre el tema, lo cual implica su problematización. En la mayoría de las tesis universitarias, la contribución principal radica en el ámbito informativo, bien al proporcionar datos que no han sido consultados antes con respecto al problema planteado, bien al establecer relaciones originales entre cuestiones ya examinadas. Esto permite abordar nuevos problemas o reconsiderar los ya estudiados. En este último caso, la novedad consistirá en ampliar el conocimiento que se tiene sobre un asunto, al estudiarlo en ámbitos geográficos o periodos no contemplados antes, o en profundizarlo ciñéndose a una delimitación espacio-temporal ya examinada. Cuando se pretenda ofrecer alguna aportación en el ámbito teórico o metodológico, al margen de que se la mencione sucintamente en este apartado, parecería más conveniente incluir su análisis detallado en los apartados de "Marco teórico" o "Propuesta metodológica".
La importancia social se puede establecer en dos planos no necesariamente excluyentes. Por una parte, al señalar su utilidad para contribuir a la solución de algún problema social. Por otra, al poner de manifiesto la relevancia o trascendencia del tema propuesto. Como es lógico, el valor de la investigación dependerá en buena medida de que el tema a esclarecer, sea o no considerado como útil socialmente, se vincule con problemas valorados como sobresalientes por especialistas o por sectores amplios de la sociedad.

5. Marco de referencia o antecedentes

Pone de relieve, de manera sintética, la información más relevante encontrada en los principales textos acerca del objeto de estudio propuesto. Se debe señalar con claridad la vinculación entre lo dicho por otros autores y los distintos tópicos de la investigación proyectada. No obstante, en la mayoría de los casos es conveniente prescindir de este apartado y utilizar sus contenidos para desarrollar más minuciosamente la "Delimitación del objeto de estudio", para distinguir en la "Justificación" lo que se piensa rescatar de otros autores de lo que constituirá la aportación de la investigación propuesta o para discutir con otros pensadores en los planos teórico y metodológico en los apartados dedicados a tales aspectos.

6. Hipótesis

Una hipótesis es la respuesta tentativa a un problema. Como es lógico, la importancia de las hipótesis dependerán de la importancia de lo que pretenden demostrar. Las hipótesis deben referirse estrictamente a lo que se pretende estudiar; es decir, ninguna hipótesis puede pretender demostrar algo que exceda los límites que ciñen la investigación. A lo largo de la investigación, las hipótesis formuladas en el proyecto pueden comprobarse, refutarse o incluso sustituirse por otras que se consideren más adecuadas. En ocasiones la refutación de una hipótesis puede resultar tan interesante como su confirmación.
Las hipótesis se componen de tres elementos: unidades de observación (individuos, grupos, instituciones, etcétera), variables (características o propiedades, tanto cuantitativas como cualitativas, que se adjudican a las unidades de observación: atractivo físico, inteligencia, nivel educativo, crecimiento demográfico, etcétera) y términos lógicos de relación: a mayor…, menor…; si aumenta…, aumentará…, etcétera (González Reyna, 1990: 146; Rojas Soriano, 1977: 94). Para su cabal planteamiento, las hipótesis deben cumplir con cuatro requisitos: 1) sus elementos deben expresarse de manera concisa, clara y precisa; 2) tales elementos deben aludir a realidades empíricas u observables; 3) las relaciones planteadas entre los susodichos elementos deben ser claras, verosímiles y lógicas; 4) las hipótesis deben estar relacionadas con técnicas disponibles que permitan demostrarlas.
De acuerdo con algunos autores, las hipótesis se dividen en cuatro tipos: de investigación, nulas, alternativas y estadísticas. Las hipótesis de investigación se subdividen a su vez en cuatro grupos: de una sola variable, correlacionales, de la diferencia entre grupos y de relación causal. Las hipótesis descriptivas que involucran una sola variable son las más sencillas; por ejemplo: la población rural en México es, en general, apolítica. Al no establecer relaciones de causalidad, el orden de las variables no es significativo en las hipótesis correlacionales y, por tanto, en este caso no tiene sentido distinguir entre variables independientes (aquellas que actúan como causas) y dependientes (aquéllas que actúan como efectos). Un ejemplo: a mayor nivel de ingresos de la población, mayor nivel de escolaridad de la misma. Las hipótesis que postulan la diferencia entre grupos se formulan de manera similar a la siguiente: los adolescentes le atribuyen más importancia que las adolescentes al atractivo físico en sus relaciones heterosexuales. Las hipótesis que establecen relaciones de causalidad pretenden explicar y predecir, con determinados márgenes de error, los procesos sociales, como cuando se sostiene que la migración del campo a la ciudad está condicionada por el desempleo rural. De acuerdo con el número de variables involucradas, estas hipótesis causales se subdividen en bivariadas (con dos variables únicamente: una independiente y otra dependiente) y multivariadas; éstas últimas plantean una relación entre algunas variables independientes y una dependiente, entre dos o más dependientes y varias independientes o entre varias independientes y varias dependientes. Por su parte, las hipótesis nulas, alternativas y estadísticas remiten de alguna manera a las de investigación. Las nulas pretenden refutar hipótesis de investigación. Las alternativas proponen posibilidades distintas ante hipótesis de investigación y nulas, al ofrecer otro tipo de descripción o explicación. Las hipótesis estadísticas sólo se distinguen de las anteriores por su formulación matemática (Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio, 2003: 148-163).

7. Marco teórico y conceptual

En general se concibe al marco teórico como la descripción de los principios y teoremas que servirán para explicar el objeto de estudio. En este caso debe indicarse la vinculación directa entre los elementos teóricos manejados y otras partes del proyecto de investigación, como las referidas a los objetivos y las hipótesis, teniendo cuidado de no caer en un desatino, sólo comprensible por el exceso de fervor militante, que fue habitual (parece que hoy es, por fortuna, menos frecuente) en los proyectos y tesis de algunas instituciones universitarias: convertir el marco teórico en el decálogo de los dogmas (por lo general más materialistas que religiosos) defendidos por el tesista (o por su asesor) sin preocuparse por la debida conexión entre tales creencias y las cuestiones tratadas en la investigación.
Existen otros caminos para abordar este apartado. Por ejemplo, es posible que no exista una teoría adecuada para enfocar el problema. En este caso, el marco teórico se puede ir construyendo paralelamente al desarrollo de la investigación. Otro camino consiste en señalar las distintas interpretaciones teóricas utilizadas por los autores que ya se han ocupado del objeto de estudio o de alguno de los tópicos medulares del proyecto e indicar, si se cuenta con los argumentos suficientes para ello, las razones por las cuales alguna o varias de ellas se consideran, total o parcialmente, más convincentes. En el caso de que ninguna de las teorías o interpretaciones existentes satisfaga por completo, es pertinente exponer las críticas, cuando no también las posibles aportaciones, que se consideren oportunas al respecto.
Por otra parte, no parece aconsejable independizar el marco conceptual del teórico, pues toda teoría se expresa a través de conceptos y, por tanto, éstos deben precisarse en la medida en que vayan apareciendo en el desarrollo del marco teórico. Cuando se considere pertinente independizar el marco conceptual, éste no se debe confundir con lo que sería en realidad un glosario, el cual, dicho sea de paso, no suele formar parte de los proyectos de investigación. Los términos propios del marco conceptual son aquellos especialmente cargados de contenido teórico, por lo que es frecuente que hayan sido objeto de polémica y reciban acepciones distintas. Al contrario, los que deben integrar los glosarios se caracterizan por tener un significado desconocido para la gran mayoría de la población, pero con escasas o nulas connotaciones teóricas. Los vocablos que son de uso común y se emplean en sus acepciones más frecuentes no deben aparecer en los glosarios ni, mucho menos, en el marco conceptual.

8. Propuesta metodológica

Consiste en anotar los procedimientos lógicos propuestos para cumplir con los objetivos de la investigación. De poco sirve describir de manera general uno o varios métodos, si no se establecen las formas concretas en las que se piensa utilizarlos. En este sentido, además de ciertos textos de carácter estrictamente metodológico, es conveniente tomar en consideración los métodos concretos utilizados por los autores más sobresalientes en relación con el problema estudiado, para entablar con ellos el diálogo correspondiente.
Un método que todo trabajo de investigación debe contemplar –y que es necesario ejercitar, por lo menos en parte, en el propio proyecto– consiste en dividir el objeto de estudio en las partes a partir de las cuales va a ser estudiado, hasta conseguir delimitar con total precisión sus aspectos más concretos, así como los indicadores observables o empíricos que se utilizarán para describirlos. El cabal cumplimiento de esta tarea, eminentemente analítica, es indispensable para poner en práctica de manera adecuada otro procedimiento que también es empleado en toda investigación científica: establecer relaciones recíprocas entre las variables estudiadas (Lazarsfeld, 1983: 117-119).

9. Técnicas

Establecer la distinción entre métodos y técnicas no siempre resulta fácil, pues tanto los primeros como las segundas se refieren a los procedimientos o medios empleados en el proceso de investigación. Garza Mercado señala al respecto que el método se propone para descubrir y comprobar la verdad, ayuda principalmente a pensar bien las cosas, mientras que las técnicas tienen una utilidad eminentemente práctica u operativa y permiten hacer bien las cosas (1988: 4). En este orden de ideas, se puede definir a las técnicas como los recursos utilizados para recopilar adecuadamente la información y para presentar de manera correcta los resultados de la investigación.
Algunas técnicas son aplicables únicamente a cierto tipo de trabajos. Por ejemplo, las investigaciones de campo requieren de recursos específicos, como la observación directa, la entrevista o la encuesta; lo mismo sucede en la investigación experimental. De igual manera, las técnicas estadísticas sólo se utilizan en trabajos que incluyen este tipo de fuentes. Sin embargo, vinculadas con la investigación documental, existen ciertas técnicas cuya aplicación es recomendable para cualquier investigador en ciencias sociales y humanidades. En efecto: toda investigación en estos ámbitos se enfrenta con problemas "técnicos" relacionados con la redacción del trabajo (como la correcta expresión de las citas, las notas y la bibliografía), con la consulta de documentos (características y procedimientos empleados por los distintos sistemas de información, como archivos, bibliotecas, hemerotecas y centros de documentación, los cuales permiten su rápida y eficiente utilización) y con el acopio de información proveniente de fuentes documentales (González Reyna, 1990: 7). En este último sentido, resulta de máxima utilidad la elaboración de fichas bibliográficas (que deben organizarse por autor y por tema, cuando no también por título) y fichas de trabajo o de contenido. Según un libro colectivo (Cázares Hernández, Christen y otros, 1990: 81-86), estas últimas se clasifican en cinco tipos: textuales (las que copian las ideas expresadas en otro texto con las mismas palabras empleadas por su autor), de resumen (sintetizan las ideas desarrolladas en otro texto), de comentario personal (indican las ideas de quien escribe la ficha), de referencia cruzada (cuando remiten a otra ficha) y mixtas, las que integran dos o más de los anteriores tipos de contenidos.

10. Cronograma, agenda o calendario de actividades

Pone de manifiesto en qué periodos van a cumplirse las fases y las actividades establecidas para llevar a buen término la investigación.

11. Fuentes o bibliografía

Es el listado de las fuentes a utilizar en la investigación. Para la redacción de cada tipo de fuente (libro, artículo, documento de archivo, etcétera), se debe elegir un sólo modelo de los varios propuestos en los manuales que tratan acerca de las técnicas de investigación. La bibliografía se puede clasificar por temas o por tipos de materiales. En este último caso, es dable distinguir, por ejemplo, entre directas (procedentes de la observación, entrevistas, encuestas, etcétera) y documentales, bibliografía (en sentido restringido) y hemerografía, primarias (constituidas por el propio objeto de estudio o el primer registro sobre el mismo) y secundarias. En relación con esta última división, debe tenerse en cuenta que, en ocasiones, el carácter primario o secundario de una fuente depende del objeto de estudio y que, incluso en las investigaciones basadas fundamentalmente en fuentes primarias, las secundarias resultan ineludibles para la planeación del trabajo y para la interpretación y crítica de las fuentes primarias.

Notas

1 Esta parte del artículo es una versión corregida y ligeramente aumentada de mi texto "Acerca de los contenidos y las partes de un proyecto de investigación", Coatepec, Toluca, UAEM, año 4, núm. 2, otoño-invierno de 1995, pp. 173-179.

Bibliografía consultada

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Bosch García, Carlos (1990), La técnica de investigación documental, 12ª ed., México, Trillas.
Cázares Hernández, Laura (1990), María Christen y otros, Técnicas actuales de investigación documental, 3ª ed., México, Trillas-Universidad Nacional Autónoma de México.
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Eco, Umberto (1991), Cómo se hace una tesis, 13ª reimp., México, Gedisa Mexicana.
Garza Mercado, Ario (1988), Manual de técnicas de investigación para estudiantes de ciencias sociales, 4ª ed., México, El Colegio de México.
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[1] Publicado en el N° 45 de La Colmena.